Análisis: Kung Fu Panda (parte II)

Controlar a Po es más bien sencillo, simplemente tiene dos movimientos para golpear, uno para saltar, y uno para interactuar con los objetos que se encuentra en el camino. Básicamente, podremos pegar puños y patadas cuando queramos, arrojar objetos y también controlar armas como bastones o espadas cuando las encontremos.

También podemos realizar habilidades especiales que tienen al arma más letal de Po como protagonista: su panza. Algunas de estas técnicas nos permitirán generar un terremoto-panzazo golpeando el suelo, o convertir a Po en una enorme bola de pinball que rebote por todo el escenario, derribando cualquier cosa a su paso.

Claro que los ataques especiales nos demandarán “chi”, la energía psicofísica empleada en las artes marciales, pero este medidor no se vaciará con facilidad, sobre todo porque hay items que nos recargarán el chi, y también de energía vital, diseminados por todas partes.

Cada nivel nos requerirá realizar diferentes misiones que se limitarán a buscar, romper o proteger una determinada cantidad de objetos, como por ejemplo evitar que una bada de ladrones se robe reliquias de nuestro templo, o salvar a un grupo de bebes tortuga de que un conjunto de malvados cocodrilos se los desayunen.

Estas misiones tienen una cantidad mínima de ítems que debemos recolectar para cumplir el objetivo, aunque si los juntamos en su totalidad tendremos acceso a material extra.

También encontramos monedas que nos permiten mejorar nuestras habilidades, tanto las básicas como las especiales, aumentar nuestra cantidad de vida, de Chi y comprar otro tipo de ropajes para Po, entre otros agregados.

 

(Continuará).

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